Mucho se ha escrito sobre el comportamiento de las personas y la motivación de los equipos, ¿pero es esto realmente posible? ¿se puede motivar a todos los integrantes de un equipo?
Hay multitud de teorías sobre estilo de liderazgo y motivación, desde las clásicas, como la pirámide de Maslow o la teoría de los factores higiénicos de Herzberg, ambas aparecen mencionadas en el capítulo dedicado a la gestión de los recursos humanos en el PMBOK, base de estudio para el examen de Certificación PMP.
¿Pero es realmente posible motivar a las personas? ¿Podemos influenciar en sus decisiones o en su comportamiento?
Tal y como mencionaba en mi anterior artículo sobre la muerte del management, existen dos tipos de entornos, los entornos complicados y los entornos complejos.
La diferencia entre un entorno complicado (como el sistema de un mecanismo de un reloj) y uno complejo, es que el primero se puede controlar, aplicando normativas y herramientas de gestión clásicas, en cambio un entorno complejo (como por ejemplo un equipo de personas) no puede ser manipulado, es decir, no tiene sentido intentar aplicar los mismos mecanismos y herramientas que aplicaríamos a los entornos complicados.
Como Project Managers, podemos persuadir a los miembros del equipo para que realicen las tareas necesarias con la calidad esperada, incluso podemos hacer uso de nuestro poder de premiar o castigar dependiendo del resultado obtenido, ¿pero esto realmente se puede definir como motivación? Difícilmente.
La motivación es algo personal, lo que motiva a ciertas personas no motiva a otras, por lo tanto intentar aplicar acciones motivacionales a nivel de equipo o de empresa no suele dar muy buenos resultados.
Sería necesario analizar detalladamente las expectativas y necesidades de cada miembro del equipo en particular para poder enfocar mejor el trabajo a realizar y como evaluarlo y recompensarlo.
Todo y lo anterior, la motivación, no deja de ser «auto-motivación», el que decide estar o no motivado es un mismo.
Nosotros como project managers podemos intentar influenciar en ese proceso, diseñando una estrategia de motivación para el equipo y analizar sus necesidades y expectativas y persuadirles con nuestro razonamiento y lógica para que se motiven, pero al fin y al cabo esta motivación personal será el resultado de su proceso de análisis de lo que queremos de ellos y si finalmente sus objetivos y expectativas se ven alineadas con las que hemos definidido para el proyecto.
Lo que está claro, es que herramientas de «motivación» tales como los bonus, filosofias «up or out» y demás estrategias están más que pasadas de moda y son de muy dudosa efectividad.
Resumiendo, deberíamos pasar menos tiempo intentando motivar a nuestro equipo y más ayudándolo a que tomen sus propias decisiones en favor de la consecución de los objetivos definidos para el proyecto.
Alejandro Pérez, PMP, PMI ACP, PM²
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