Iniciar un proyecto con ilusión no garantiza su éxito. De hecho, muchos proyectos fracasan antes de llegar a la mitad del camino, no por falta de talento o recursos, sino por errores cometidos desde el inicio.
La etapa de arranque es la más crítica: es cuando se define la visión, los objetivos, los roles y el rumbo que seguirá todo el equipo.
Y lo que no se hace bien aquí… se paga después con sobrecostes, retrasos y frustración.
En este artículo te cuento los 5 errores más comunes al iniciar un proyecto — y, lo más importante, cómo evitarlos.
⚙️ 1. No definir con claridad el objetivo
Muchos proyectos comienzan con frases como “hay que mejorar esto” o “queremos lanzar algo nuevo”, pero sin una definición clara y medible del éxito.
👉 Un objetivo vago genera confusión, prioridades difusas y decisiones inconsistentes.
Cómo evitarlo:
Define objetivos SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con plazo).
Asegúrate de que todos los involucrados entiendan el propósito del proyecto en los mismos términos.
Resume el objetivo en una frase clara: “Este proyecto busca lograr X, para Y, antes de Z.”
👥 2. No involucrar a los stakeholders desde el inicio
Otro error frecuente es planificar en solitario.
Cuando se omite la voz de los stakeholders (clientes, usuarios, áreas implicadas o dirección), se corre el riesgo de construir algo que nadie pidió o necesitaba realmente.
Cómo evitarlo:
Identifica a todos los actores relevantes desde el principio.
Realiza reuniones iniciales para entender sus expectativas y limitaciones.
Define un plan de comunicación: quién necesita saber qué, cuándo y cómo.
🧩 3. Saltarse la planificación por querer avanzar rápido
La presión por mostrar resultados hace que muchos equipos empiecen a ejecutar sin planificar bien.
Y lo que parece velocidad, pronto se convierte en caos.
Cómo evitarlo:
Dedica tiempo a crear un plan realista con fases, entregables y dependencias.
Identifica riesgos y define estrategias de mitigación.
No confundas agilidad con improvisación: se puede ser rápido sin dejar de planificar.
💬 4. No establecer roles y responsabilidades claras
Un clásico: nadie sabe exactamente quién hace qué.
Esto genera duplicidades, tareas sin dueño y decisiones sin responsable.
Cómo evitarlo:
Define los roles clave del proyecto (Project Manager, sponsor, equipo técnico, etc.).
Usa una matriz RACI (Responsable, Aprobador, Consultado, Informado).
Comunica desde el inicio quién toma decisiones y sobre qué temas.
📊 5. No validar la viabilidad del proyecto
Algunos proyectos se lanzan con entusiasmo, pero sin validar si realmente son viables técnica, económica o temporalmente.
El resultado: un esfuerzo enorme que se cae al primer obstáculo.
Cómo evitarlo:
Realiza un análisis de viabilidad antes de iniciar: costos, recursos, tiempos y riesgos.
Valida el business case: ¿el valor que aporta justifica la inversión?
Ajusta el alcance antes de comprometer recursos que quizás no tengas.
Conclusión: El éxito comienza antes del primer entregable
Iniciar bien un proyecto es como construir una casa sobre cimientos sólidos.
Los errores del principio no se arreglan con esfuerzo, sino con prevención, comunicación y claridad.
Un buen inicio no garantiza el éxito,
pero un mal inicio casi siempre garantiza el fracaso.
Invertir tiempo en definir, alinear y planificar no retrasa el proyecto:
lo acelera a largo plazo, evita conflictos y permite que el equipo trabaje con foco y propósito.


2 respuestas
Excelente iniciativa
Gracias a ti por seguir nuestros contenidos 🙂